Se supone que somos amigos y nos apreciamos, pero me duele tener que escuchar cuanto te gusta ella, cuán preocupado estás por pedirle de salir.
Ojala fuese fácil, ojala no sintiese nada por ti, así podría aconsejarte sin que me duela cada palabra, cada consejo.
A veces cuando estoy el la ducha tengo la esperanza se lleve los celos que siento hacia ella, al igual que la envidia y un poco de odio… No sé, siento que ella no te sabrá apreciar y tratar tan bien como yo.
Podría dártelo todo, amor, atención, cariño, pasión… Pero supongo esa es otra de las cosas que no ves.
Siento que serás feliz cuando estés con ella y eso es lo único que me alivia en los días que me paro a pensar, pero, a veces, en ocasiones, me gustaría tener la fuerza suficiente para ser más egoísta.
No soy la típica adolescente atontada que tiene las hormonas revolucionadas, siento que este, me gusta de verdad.
Por supuesto no es fácil hacer algo que va en contra de nuestro "lado egoísta" por así decirlo. De todas formas, cada vez que nos colgamos de alguien, solemos pensar que nos gusta " de verdad" hasta que se nos pasa. Con el tiempo se averigua si eso es verdad o no y hasta entonces hay que pensar si crees que merece la pena lo que estás haciendo o si no, y actuar en consecuencia.
ResponderEliminarUna actualización de pocas palabras, pero como bien dicen, a buen entendedor...
Un abrazo.