Todos, sin excepción, hemos sentido esas mariposas en el estómago, esas que nos han hecho sentir y decir cosas bonitas hacia otra persona, esas que toman el control de tu cuerpo sin poder evitarlo.
Todos la vivimos, unas duraron más tiempo, otras murieron pronto pero todas fueron únicas y relevantes para llevarnos al punto en el que nos encontramos ahora.
Seguro que todos recordamos esas miradas discretas, solo para comprobar si te mira o simplemente para verle; esas risas sin sentido cuando decía una tontería o esas tonterías que tú decías solo por el hecho de verle sonreír ; Y espero que todos hayáis vivido esos abrazos de despedida, ese momento perfecto en el que apoyas la cabeza en su pecho y que para ti es el momento más importante y él, ingenuo, te abraza como a una amiga más.
Alcemos la mirada y percorramos la memoria para recordar esas noches sin dormir pensando en cuando volverás a verle, esas canciones tristes en las que te imaginas rozando sus labios, y esas tardes sin hacer nada en las que, sin razón aparente, piensas en él.
Bienvenida al mundo de blogger, Michelle.
ResponderEliminarMe ha gustado esta entrada, sobre todo lo que has afirmado de que todas y cada una han sido importantes para llevarnos a donde estamos ahora. Sean buenas o malas, siempre se puede sacar una lección de cualquier experiencia así.
Espero que sigas actualizando y que el regusto triste que se entreve en este texto vaya convirtiéndose en algo optimista. Si piensas en positivo, atraerás cosas positivas :)
Me uno a seguidores y estaré pendiente de tu blog.
Un abrazo!