Creía que era una broma, un chiste de mal gusto sin pies ni cabeza... Pero al darme cuenta de que no lo era, floreció la preocupación en mi mente.
No podía dejarle solo, no quería verle mal, no quería que sufriera, No quería perderle.
En cuanto pude ir a su lado, fui más rápida que nunca.
Solo pensaba en que hacer al verle, si darle un abrazo, si besarle, si simplemente sonreírle...
Si antes había dudado de mis sentimientos hacia el, ahora estaban claros, ahora veía un futuro, ahora veía alegría.
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